domingo

Nadie puede decir que...

¡Qué desastre! ¿Verdad?, pero estoy tan mal -como hace 3 meses atrás-. Pensé, que de una forma milagrosa, me había curado, pero aquí viene de nuevo, me siento tan infernalmente depresiva, que lo único que quiero es cortarme las venas y dejar que todo fluya. Me siento tan sola y desolada, como si mi inconsciente formara parte de una gran conspiración maquiavélica para hacerme sentir suicida. 

Las últimas semanas he pensado constantemente en quitarme la vida, siento que en la Universidad no me la puedo, que soy tan fucking-mente inferior al resto, que no tengo la capacidad ni el conocimiento previo para esta vida, como si no perteneciera o no hubiera cabida para mí en ese antro de pensadores-masoquista-misantrópicos que no temen filosofar sin piedad sobre mis amados Poetas; ya no estoy a gusto con nada cercano a mi existencia: no tengo padre, mi madre intenta ser lo más "madre" posible, no tengo habitación y siento que vivo en una casa de población -llena del bullicio aturdidor de los niños o, pendejos, como me gusta llamarles-. Finalmente, mi corazón se hace añicos, en escombros de ceniza y mugre, porque mi mente va envenenando mis sentimientos. Se hace cada vez más difícil creer que existe una salida para mis máscaras, estoy condenada por el destino que yo misma me marqué. 

Lo sé, todas estas paranoias deberían haber finalizado con mi ingreso a la educación superior, no obstante, el deseo vehemente del descanso eterno siempre se hace presente en mis sueños, porque sé que jamás triunfaré, que mis anhelos son sólo el triste complejo de niñez que aún, latente, convive con la persona que soy. Estoy clara, todas las cosas que digo son sólo para resguardar las ganas de suicidarme -muy dentro en mis pensamientos- para que no salgan a la luz en algún momento oportuno. 

Mas, es imposible no pensar en que, por más que intente no lograré nada mejor de lo que he logrado hasta ahora, no importa cuanto estudie o lea, seré la misma ignorante de siempre, una bobalicona en la sociedad, el arlequín que quiso ser como Don Quijote ¿Qué mejor vida que esa? Una parodia perfecta para Charles Chaplin o para hasta el mismo Aristófanes, ¿Qué más podrían decir de mí, burlarse más de esta mediocre? Imposible, y a pesar de ello, lo hace con la crítica de pseudo-madurez que despiden todos los seres humanos, con la animadversión que Hitler le tenía a los Judíos ¡ES ASÍ COMO ME TRATÁIS HUMANOS DESPRECIABLES E INSENSIBLES! Con un consejo vacío y frío en mano, de una experiencia que no viven y vivieron, la cuál desprecian como al insecto que describió Kafka.